viernes, 30 de diciembre de 2011

COLHEITA 1988 NIEPOORT




Oporto (Porto) además de una ciudad es también el nombre de un vino fortificado: adicción de aguardiente deteniendo la fermentación, preservando así parte de azúcar residual y aumentando el grado alcohólico. En las botellas de Oporto aparecen vocablos ingleses como Ruby, Tawny, LBV, Vintage, Colheita… Todos son vinos distintos entre sí. Su diferencia radica principalmente en el estilo de crianza. Así, los Colheita son vinos del tipo Tawny pero en lugar de mezclar diferentes añadas, son de una única cosecha y envejecen en madera durante 7 años como mínimo. Su fecha de  embotellado aparece en la etiqueta.
Aunque el Colheita es un vino de añada, tampoco debemos confundirlo con los Vintage, vinos que se producen en cosechas excepcionales criándose 2 ó 3 años en madera y durante muchos más en botella.

Entre los grandes Colheitas destacan los de la casa Niepoort (algunos muy viejos). Tradicionalmente emplean más tiempo de crianza en las pipas (nombre de las barricas de 550 litros utilizadas en Porto). Continúan envejeciendo sus vinos fortificados en la histórica localidad de Vila Nova de Gaia. Producen toda la gama de Oportos, incluidos los Garrafeira, una especialidad de la casa, vinos envejecidos en damajuanas de cristal (de 7 a 11 litros) tras su paso por roble.
El origen de la compañía familiar es holandés. Fue fundada a mediados del siglo XIX y actualmente está dirigida por Eduard Dirk Niepoort (5ª generación de la familia Niepoort en la bodega). También elabora importantes vinos secos del Douro, blancos y tintos (Redoma, Batuta, Charme,…), colabora con otros bodegueros y sigue numerosos proyectos dentro del mundo del vino.

Para más información: Niepoort-Vinhos

Otro día hablaremos más profundamente de estos vinos con nombre de ciudad. Ahora pasemos a hablar del vinazo que nos ocupa:

Colheita 1988 Niepoort

20% de alcohol, 109 g/L de azúcar residual.

Variedades utilizadas: Touriga Nacional, Touriga Franca, Tinto Cão, Tinta Francisca, Tinta Amarela, Sousão, Tinta Roriz (la Tempranillo local) y otras.

60 años de antigüedad media de las viñas del Valle do Pinhão y Ferrão.

Vendimia manual, pisado de la uva en lagares de piedra, fermentación con levaduras naturales hasta su paro por adicción de alcohol vínico.

Criado en pequeños y viejos toneles de roble de 550 litros, hasta su embotellado en el año 2008.   

Mis sensaciones:
Cuando degusto un colheita, mis primeras impresiones siempre tienden a una nariz jerezana, amontillado en concreto, y a una boca con claros recuerdos a algunos olorosos. Esta similitud es normal por su carácter oxidativo a pesar de ser vinos muy distintos.
Este vino presenta un bello color cobrizo con ribetes anaranjados, poca capa, lágrima densa, limpio y brillante. Estética preciosa. Nariz intensa y compleja con un delicado aroma a frutos secos, nueces, piel de naranja confitada, fruta escarchada, higos, notas de maderas nobles, vainilla, nítidos aromas a caramelo… una maravilla. En boca, muy elegante, suave, con textura sedosa, buena acidez que da sensaciones de frescura, no empalaga en absoluto.
Elegancia y clase. Muy bueno, me gusta.




Pienso que lo mejor es disfrutarlo sin acompañarlo con comida. De todas formas compagina perfectamente con los frutos secos, quesos azules (por supuesto un  Stilton viejo), foie micuit…

Nosotros lo acompañamos, en esta ocasión, con un brownie de chocolate y avellanas:

Brownie de chocolate y avellanas
(Receta cocinada por Mari Cruz)

- 125 g. de azúcar.
- 125 g. de mantequilla.
- 125 g. de chocolate.
- 125 g. de avellanas (o nueces).
- 50 g. de harina.
- 3 huevos.
- 1 cucharadita de café de levadura en polvo.
- 1 sobre de vainillina en polvo.

Separar las claras de las yemas. Batir las yemas con el azúcar y añadir el chocolate (previamente fundido al baño María y mezclado con la mantequilla).
Tamizar la harina, la vainillina y la levadura, añadir a la mezcla. Añadir las avellanas picadas (o nueces troceadas) y finalmente las claras a punto de nieve.
Verter en un molde, untado con mantequilla, de un tamaño aproximado de 18x27 cm.
Introducir, a media altura, en el horno precalentado, 170º durante 25 minutos aproximadamente.


Delicioso Brownie y delicioso Colheita. Gran vino en una añada especialmente significativa para mí. Un año inolvidable de dulce recuerdo.

Vicente

lunes, 12 de diciembre de 2011

XV.- TEMA LIBRE EN EL VEDAT (10-12-2011)


         Soy el único superviviente. Hasta ahora Xavipaqui, Raúl, y Guillermo y Ana habían fallado alguna vez, pero nunca  lo habían hecho Vicente y MªCruz. Hoy,  después de quince catas, me he convertido en el único tapón que ha participado en todas “nuestras catas o mejor … nuestras bellas reuniones vinícolas”, como bien dice Vicente.  

         La baja de Vicente y Mª Cruz no solo ha sido una baja sentimental: la sonrisa de Vicente, tan inmensa como su boca; su pasión incontrolada; su esponjosa sabiduría; su insaciabilidad por aprender; la inagotable paciencia de Mª Cruz (Vicente tiene muchas cosas positivas pero también puede ser muy cansino); su capacidad olfativa y analítica, rastreando los aromas que quedan atrapados en el cristal; su mirada azul y serena, siempre serena.

         Decía que su baja no era sólo sentimental, que lo es y mucho, sino que también es una baja que me transmitía cierta responsabilidad.  Me quedaba sólo ante la obligación de acertar los vinos de una cata de tema libre, sin referencia alguna. En cierto modo estaba concienciado para afrontar la situación pero las dudas aparecieron al enfrentarme a la oscuridad que llenaba las copas. Fue una lucha contra los conocimientos, contra el instinto, contra las sensaciones, contra los miedos, contra las dudas. En general, una lucha contra uno mismo más que contra los vinos. Y, efectivamente, las dudas llegaron nada más empezar: el primer vino me llevó loco durante toda la cata. Lo penoso es que los dos siguientes también los fallé, aunque creo que el segundo en cierto modo lo rocé.

         Vicente y Mª Cruz no estuvieron pero me gustaría que de algún modo estuvieran presentes en esta cata y que pudieran sentir las sensaciones que me transmitieron los vinos. Por ello, les voy a proponer este juego: Yo describiré los vinos según mis percepciones y ellos intentarán acertarlos. Si, ya se que es un marrón y que acertar un vino simplemente con la descripción –encima mía- es muy difícil. No hay problema es un juego, mejor un homenaje a quienes siempre están y que, por los golpes que de vez en cuando nos da la vida, el sábado no pudieron estar. Obviamente, sus votaciones están fuera de concurso pero de esta forma quiero que ellos sientan que ese día estuvieron con nosotros. Bueno, ahí va este marciano experimento.

         El primer vino era negro azabache aunque limpio y brillante. Su nariz era elegante, sobre todo conforme se fue abriendo. Las especias fueron lo primero que me sacudieron la nariz, luego el regaliz, la grosella y finalmente la fresa. En boca era casi terciopelo, suave y envolvente. Elegante. Los terciarios se fueron abriendo paso lentamente hasta dejar, sólo una pizca, recuerdos de café y chocolate. Si pensáis que aquí es jodido no creáis que en directo fue fácil.

         El segundo vino seguía teniendo una capa alta, aunque desde luego no era tan brillante como el anterior. El primer aroma que me llamó la atención fue ¡la celulosa!, si la celulosa, aroma que también apareció en el Drouhin que trajo Raúl para la cata de pinot noir, en septiembre. Desde luego nada tenía que ver con aquel vino. Con el paso de los minutos, el animalito empezó a abrirse y los aromas que escondía fueron apareciendo con calma hasta convertirse en las hojas verdes de un puro habano y el verdor de un pimiento. Al final de la cata, notas cítricas y fresas hicieron su presencia. En boca, la grosella y el alquitrán marcaban la pauta de un vino tánico que no producía emoción alguna.

         El tercer vino seguía con la línea de oscuridad de sus predecesores aunque era el más limpio de todos. Sin embargo, en nariz era plano y en boca demasiado ligero. Las notas florales y balsámicas, violetas especialmente y monte bajo en general, estaban ocultas bajo el negro de su piel, tan bien escondidas que no aparecieron en toda la cata. En boca no mejoró. Demasiado líquido, demasiado soso, sin cuerpo alguno. Lo siento no puedo describir más porque realmente no había nada más.

         El cuarto vino era el menos brillante de todos pero su capa también era alta. Cuando me lo llevé a la nariz supe que estaba ante un vinazo. Fuerte, musculoso, en constante evolución… Habían  tantas cosas allí dentro que pensaba que no cabían más. Me equivocaba. Su nariz tenía un ligero toque mentolado que jugaba con las especias, las violetas y el regaliz. Su evolución fue espectacular hacia la vainilla, el café y los torrefactos, pero siempre manteniendo ese toque a eucalipto. En boca era sabroso, envolvente, elegante y sobre todo redondo, tan redondo como una bola de billar. Los toques dulces se mezclaban con  los balsámicos creando una reacción adictiva que solo desapareció cuando sus últimas gotas se deslizaron por nuestros gaznates.

         Si os sirve de consuelo yo estaba tan perdido como vosotros y mi hermano ni os cuento –supongo que Raúl, Javi y Paqui también-. Eso si, como siempre me llené la boca con afirmaciones y explicaciones rotundas que hubieran convencido al mismísimo Robert Parker. Total, al final, exceptuando mi vino, me la pegué. El batacazo fue importante aunque al descubrir los vinos me di cuenta de que fue lo normal. ¡Hay que ver los vinos que trae la peña! ¡Mira que os gusta jugar al despiste! Con el tema de la próxima cata no sucederá y si sucede es que sois retorcidos y habréis pasado de mis pautas.

         En fin, voy a poner aquí un punto y aparte, digamos que cerrando la primera parte de una cata de tema libre en El Vedat. La continuación vendrá tras la contestación de Vicente y Mª Cruz, que espero que disfruten del experimento tanto como yo disfruté los vinos uno y cuatro.

         Y aquí viene la contestación de Vicente:

Vicente dijo...
Hola Juan Luis. Lo primero, decirte que me ha gustado mucho tu entrada, nos reímos mucho. Lo segundo, decirte que eres un peaso de maricón, pretendes que deduzca los vinos de la última cata (recordemos que el tema era tintos, sí, algo tan concreto como tintos del mundo) sin poder catarlos, es decir, sin verlos, sin olerlos, sin probarlos, sin saber si me gustan, sin experimentar en mis sensaciones, recuerdos o intuiciones. Sólo puedo basarme en tus sensaciones unipersonales y en tu vocabulario, cuando todo ello no te sirvió a ti para acertar ninguna variedad (a excepción de tu vino del que conocías seguro sus características) ¿quieres que me pegue el mismo batacazo que tú?

¡Jajajajaja! Pues… ¿sabes qué te digo?.......... Acepto tu juego, aunque sólo sea por reírnos un buen rato, experimentar y sobretodo agradecerte que te acuerdes de nosotros con tan bellas palabras. Al fin y al cabo, siempre puedo decir que he fallado debido a tus vagas, ambiguas, imprecisas, posiblemente erróneas y claramente incompletas y pobres indicaciones.

JAJAJAJA ¡como me molaaaa!

Dejame unos minutos.

Vicente dijo...
Bueno, tras entrenar un poco, sonarme los mocos, oler todos los tarros de especias del Mercadona, los yogures caducados del Lidl, el pan de masa congelada de la panadería de enfrente, pasarme por la floristería china de la esquina, olisquear entre los arbustos del parque meados por los perros y buscar en la farmacia multitud de hierbas medicinales y todo tipo de compuestos sintéticos…….. ahí va mi contestación a los vinos que planteas:

¡¡Ni puta AIDIA!!
¡¡Ni flowers!! (para los menores)

No pasa nada, allá voy, sin red y sin paracaídas.
Resultados de mi cata a 300 km (al lado de esto, las catas por parejas de la Vila son un juego de niños).

Vino 1:
¡Coño! No indicas qué especias son, pimientas?, canela?, clavo?, curry?… ni su intensidad. Tampoco diferencias entre grosellas rojas o negras… Da igual, tampoco lo hubiera adivinado. Esa fresa me gusta pero ese negro azabache me impide decir garnacha, debido a ese color tan intenso me iré a buscar el sol, iba a decir syrah del Ródano, pero no, prefiero mirar a una isla soleada, en este caso Sicilia. Aunque finalmente como soy un bestia y para que veas que juego fuerte (me estoy conteniendo la risa) te diré que es un vino canario. ¡Toma ya! … ahora no me digas que no.

Vino 2: “tabaco, pimiento verde, grosella, alquitrán, excesiva tanicidad”… La capa alta elimina la opción de un cabernet franc. Puede que sea un Cabernet Sauvignon mal hecho (lo digo por el pimiento verde), seguramente de fuera de Burdeos, no queriendo decir con ello que en la orilla izquierda del Garonne no elaboren también bastantes malos vinos.

Vino 3: Si tu ayuda en los anteriores es jodida, en este caso ya ni te cuento, “plano, ligero, oculto, acuoso”,… por qué no dices directamente que tiene corcho o que ya es un vino cansado. Ese “monte bajo” es claramente Mediterráneo (garnacha?, cariñena? monastrell?....) La descripción me recuerda al syrah que elegí para la cata de Barcelona, únicamente porque salió muerto o se esfumó al decantarlo, digo syrah y me quedo tan pancho.

Vino 4: Tal y como lo describes, es al que le distes tu máxima puntuación. Iba a decir un tempranillo moderno, después he empezado a dudar entre un Cabernet Sauvignon, esta vez de Burdeos, o incluso un Priorat, que también tuviera Cabernet o incluso merlot. No sé. Según tu descripción podría ser hasta un Shiraz australiano (eucalipto, regaliz). Tú mismo.

Me extraña un poco que nadie llevara una mencía.
Más te vale que no acierte nada ni de chiripa, por que sino me voy a descojonar de ti. No te rías que te veo.
 
Como veis Vicente no sólo aceptó el reto sino que además se lo ha pasado bomba. ¡¡¡Bien!!! ¡el objetivo más importante está cumplido! El segundo objetivo era realmente complicado aunque para mí también queda cumplido. Los que estuvisteis presentes recordaréis cuales fueron mis comentarios y apuestas. Me parece alucinante que Vicente haya clavado en un alto porcentaje lo mismo que yo dije. Tal vez venía influenciado por mis sensaciones y por mi descripción pero la realidad es que prácticamente ha coincidido con mis votaciones. ¡Vicente eres un crack y un monstruo! Este año ganamos la cata por parejas de la Vilaviniteca.

Bueno creo que lo mejor será que proceda a descubrir los vinos del experimento. Ahí van:

El vino de mis quebraderos de cabeza -vino 1- lo trajo Rául y era un viejo conocido que, para colmo de mi ignorancia, había bebido una semana atrás. Un vino que me enamoró entonces y que lo siguió haciendo después de la pasión del flechazo. El vino en cuestión era Almirez 2008, un Toro elaborado por el genio de Marcos Eguren en su bodega de Teso La Monja, donde se enlazan los suelos arenosos con presencia de cantos rodados, longevas cepas –incluso prefiloxéricas-, la vendimia manual, el despalillado a mano, el pisado y la fermentación maloláctica en barrica nueva. Eguren ha domado su Toro hasta hacerlo fino, equilibrado e irreconocible dentro de la D.O. y de la variedad tinta de toro. Lo que más rabia me dio es no haberlo reconocido una semana después.

El vino dos lo trajeron Xavipaqui y venía desde el otro lado del atlántico, en el hemisferio sur, concretamente desde Mendoza, Argentina. El Terroir Selección 2008, de Alta Vista, era una malbec 100%. La bodega se ubica en Chacras de Coria, al sur de Mendoza, y también responde al tipo de vendimia que nos gusta: vendimia manual, despalillan por gravedad y vinifican en tanques de pequeño volumen. Creo que lo mejor será ir a Argentina para ver realmente el trabajo de esta gente.

El vino 3 era un Brunello de Montalcino y lo trajo Guillermo. El vino respondía al nombre de Castelgiocondo 2006 y pertenece a la familia Frescobaldi. El castillo se encuentra en la carretera que va desde Talamone a Siena y en el siglo diecinueve Castelgiocondo era considerado como uno de los mejores productores de brunellos. Me temo que esa calidad se ha ido perdiendo conforme han caído los años. Prueba de ello es el poco éxito obtenido en esta cata.

El cuarto y último vino fue el mío. Un shiraz de Barossa Valley, concretamente el Testament 2006 de Kilikanoon, cuyo propietario es el enólogo Kevin Mitchell. Un vinazo desde el pie hasta el borde de la copa. La  bodega se encuentra en el Valle de Clare, un oasis verde del sur de Australia, donde el clima cálido y las tierras fértiles de calizas erosionadas favorecen los vinos de alta acidez. Sin género de dudas otra bodega a visitar. Un justo ganador en una cata donde sólo tuvo a Almirez como rival, que acabó en segundo lugar.

La paella hizo acto de presencia y fue maridada al son de los vinos. El Testament y el Almirez desaparecieron rápido mientras que los otros dos reposaron en sus botellas sin que al final consiguiéramos acabarlos. La comida dio paso a la sobremesa y ésta a la tarde de un otoño que ya olía a invierno. Dejé El Vedat con dos sensaciones: la primera que aún me –nos- queda mucho por aprender. La próxima cata tendrá como finalidad fijar conceptos básicos: pinot noir, syrah, tempranillo, garnacha y cabernet sauvignon. La segunda que la cata, a pesar de haber estado cuatro tapones, se había quedado coja.

         Resultado de la cata:

1º Kilikanoon, Testament, shiraz 2006, Barossa Valley (41€)
    Juan Luis
2º Almirez 2008, Marcos Eguren, Toro (17 €)
    Raúl
3º Alta Vista 2008, Terroir Selección, Mendoza (15-20 €)
    Javi / Paqui
4º Castel Giocondo 2006, Brunello di Montalcino (31 €)
    Guillermo 


         Documentación gráfica: