martes, 11 de febrero de 2014

MIS VINOS DEL 2013





Elegir los doce vinos del año tiene un significado similar a la costumbre de comerse las uvas en Nochevieja. Es hacer un punto y aparte; cerrar el año vinícola; marcar una línea en el calendario dejando atrás los vinos bebidos durante los últimos doce meses y enfrentarse a los siguientes con la esperanza de que sean mucho mejores. Por supuesto, la elección de los doce vinos es mucho más compleja que el simple hecho de comerse un racimo de doce uvas, pues se trata de analizar, recordar y seleccionar las uvas fermentadas y embotelladas que he disfrutado a lo largo de los 365 días de ese año, ahí es nada. Así pues, escoger los doce vinos de un año no resulta fácil, sino todo lo contrario. Es una tarea ingrata, incluso en ocasiones injusta, ya que hacer una selección tan reducida siempre conlleva dejar fuera a grandes vinos. Este año vuelvo a encontrarme con el mismo problema, así que para solventar esta situación he decidido guiarme por un matiz: los momentos en los que me bebí esos vinos. Estos son mis vinos y, por tanto, también mis momentos:
1º) Vega Sicilia Único, cosecha de 1973
Para hablar de este vinazo debo empezar dando las gracias a la persona que hizo posible que me lo bebiera, mi amigo Marco Antonio Valera que, en un detalle de generosidad, me hizo uno de los mejores regalos que he recibido en mi vida. Gracias Marco.
Lo que más me impresionó de este vino fue su elegancia y la vida que derrochaba, a pesar de su edad (40 años), incluso la que le quedaba por delante de no habérmelo bebido. Maderas nobles, cedro, brea, tierra mojada, humedad. Curiosamente me recordaba a un Barolo viejo, de hecho me trajo a la memoria el Asili di Barbaresco 1998, de Bruno Giacosa que en su día incluí en mis mejores vinos del 2012.
Este vino, como no podía ser de otra forma, me lo bebí, mano a mano, con mis amigos Vicente y Maricruz en una tarde noche de diciembre reservada especialmente para ese momento.
2º) Jacques Selosse. Initial
Todos tenemos un amigo que cuando le ofreces una copa de champagne te dice “a mi no me gusta el champagne”. Obviamente, no ha probado un buen champagne y mucho menos uno de Selosse. El Initial es una sinfonía de aromas, de sabores y de sensaciones. Uno de esos vinos adictivos en nariz y en boca. El equilibrio personificado. También me ha generado un problema: ahora soy mucho más exigente con los espumosos.
Lo bebí en Enópata en una cata de champagnes “contra” cavas de Gramona. Recuerdo que era un lunes de febrero y que al día siguiente trabajaba, sin embargo la noche fue mágica, divertida, placentera con grandes cavas, y con grandes decepciones entre los champagnes de renombre.
3º) David Leclapart 2004. L’Apotre.
¡Qué bien lo pasamos esa noche!, como siempre que nos reunimos los amigos Enópatas. Los vinos con esta gente mejoran con su sola presencia. Esta vez fue en casa y este pedazo de champagne lo trajo Mario. Estos son mis escuetos apuntes que conservo: almendras, anacardos, nueces, frutos secos en general, cerezas, cítricos, pomelo, crema, mantequilla, miel, con una maravillosa acidez. Todo en su justa medida.
4º) Fromentin Leclapart. Blanc de Noirs.
De por sí, es un vino que podría estar en esta lista por su equilibrio, su acidez, sus enamoradizas notas de bollería, de mantequilla, de cerezas y de fresas. Pero es que, además es el contenido que llena la foto de la portada de mi novela, “Valencia y el Testamento de Violeta García”, por lo que no podía faltar en mi lista de vinos de 2.013. Además, me trae grandes recuerdos de la tarde que pasé con Juan y Rebeca haciendo pruebas de fotografía con el campanario de San Valero al fondo y, por supuesto, bebiéndonos un par de botellas de este champagne. Una gran tarde, desde luego: una puesta de sol, champagne, fotografía, amigos…
5º) Los Riojas viejunos.
Este año he tenido la suerte de poder beber varios riojas viejunos. La mayoría de ellos podrían ocupar un espacio en esta selección, así que para hacerles justicia a todos ellos he creído conveniente hacer un punto dedicado a esos maravillosos vinos que el mundo vinícola de la actualidad parece haber olvidado. Con ellos quiere reivindicar no sólo el placer de beber los grandes riojas, sino también la forma tradicional de elaborarlos.
Bodegas Palacio. Glorioso 1964 y 1966
Bodegas Riojanas. Viña Albina 1964
Cune. Imperial 1994
Marqués de Murrieta. Ygay etiqueta blanca 1970
Marqués de Murrieta. Castillo de Ygay 1998
Marqués de Arienzo. Cosecha 1982
Tantos vinos como momentos con grandes y diferentes amigos: Rafa Boluda, Raúl Carretero, Andrés Candela y los amigos de siempre, los amigos de Enópata....
6º) Bodegas Monje. Reserva 2000, Oscar Domínguez.
Compré esta botella hace un par de años en Tenerife, el día que visité Bodegas Monje. La tuve en la neverita esperando a compartirla con mi amigo Javi Bahilo. Un buen día me quedé sin vino y mi amigo se fue a China, pillé la botella y me la bebí. Lo siento Javi, me bebí uno de los vinos que más me han sorprendido nunca. Alucinante. Jamás podía esperar encontrar en un vino canario todos los matices que encontré en aquella botella. Me recordó a un pinot noir –sí, sí, a un pinot noir- a un pinot noir viejo, complejo, que escondía grandes secretos bajo su color cebolla. Cedro, casis, ceniza, especias, bayas rojas, cerezas, tabaco, grafito, tierra… Esa tierra que tanto amo, a pesar de que nada familiar me une, y a la que me escapo cada invierno que puedo.
7º) Punset. Riserva 2006.
Este Barbaresco lo disfruté gracias a mi amigo Massimo Cesca. Le pedí que me enviara una selección de vinos italianos a su gusto y me envió este pedazo de vino de una pequeña bodega de Neive, que cumple con los  requisitos que auguran un buen vino: bodega pequeña, respeto por el viñedo, mínima manipulación en bodega, terroir a tope... Además, a un precio sorprendente para ser un Barbaresco excepcional. Al escribir estas líneas recuerdo que debo hablar con Massimo para que me envíe más joyas como esta.
Este vino me lo bebí con mi cuñado y amigo Raúl un sábado de febrero. No teníamos ninguna pretensión más que bebernos un Barbaresco, lo que hace que lo disfrutáramos aún mucho más.
8º) Didier Daguenau 2007. Damnatus Mons.
¡¡¡¡Huuuummmm!!!! Este es uno de esos vinos que me emocionan con sólo recordarlos. No se sabe lo impresionante que puede estar una sauvignon blanc hasta que no se prueba una como la que ha elaborado Didier Daguenau con este Damnatus Mons. Armonía y equilibrio. Esas serían las dos  palabras que mejor lo definirían. Además es una sinfonía de matices y de sabores: cítricos, pomelo, miel, roble, salino, atlántico…
Entre muchos otros vinos, lo compartimos los amigos de Enópata durante una noche de junio, bajo el cielo de Ruzafa, en una cata memorable que celebramos en mi terraza y que ha quedado instaurada de por vida.
9º) Perrot Minot. ChampsPerdrix 2003
Pinot noir. Bendita pinot noir. No hay nada que más me guste en esta vida que beberme un maravilloso pinot noir. Y éste lo es. Me encanta todo lo que he probado de Perrot Minot y este Champs Perdrix 2003, de Vosne Romanee, no es una excepción. Elegante, sutil, pero a la vez complejo y poderoso. Habrá que pensar en comprar una casita en la Borgoña para la jubilación.
Hay muchos otros pinot noirs que he bebido a lo largo de este año, incluso grands crus, pero si he elegido éste ha sido porque en mi despacho suelo organizar catas con mi socio y otros amigos. La selección de los vinos que llevé aquella noche de noviembre fue excepcional, sin embargo este pinot noir destacó por encima de todos de forma rotunda. Esas catas no sólo son muy divertidas, sino que además transmiten la pasión que yo siento por el vino a otras personas creando afición a la causa, lo que siempre es gratificante.
10º) Louis Jadot. Hameau de Blagny 1997
Volvemos a la Borgoña, ahora con la gran “dama blanca”, esa variedad que allí alcanza su máxima expresión. ¿Veis como hay que pillarse una casita en la Borgoña?
Tres son los motivos por los que este vino debe estar en esta lista. El primero, porque es una vinazo. Es sumamente complejo, más bien de meditación, pero a la vez es cremoso, amielado, lácteo, con notas de fruta de hueso blanco y pomelos. El segundo porque una de las dos veces que lo bebí fui el día que empecé las vacaciones de verano, y ese siempre es un día grande. Y el tercero porque fue uno de los vinos con los que celebramos el setenta cumpleaños de mi madre.
11º) Vega Lacuesta. Bellorí fermentado en barrica 2009.
Reconozco que la verdejo no me apasiona, al menos no me apasionaba hasta que bebí este Bellorí fermentado en barrica. Tal vez sea porque no tiene nada que ver con las verdejos que hasta entonces había probado o tal vez porque me recuerda horrores a un fantástico chardonnay de Puligny Montrachet. Sí, así es, no os extrañéis. De hecho, el día que presente mi novela en “Enópata”, al terminar la presentación, mi amigo Juan me dio una copa de vino blanco, tras pegar el primer sorbo pensé que me había dado un pedazo borgoña, pero no, era un Bellorí fermentado en barrica.
12º) Salvador Poveda. Sacristía 1964
Nunca hasta la cata de junio con la gente de Enópata había probado un fondillón, un vino de reyes que tuvo su esplendor muchos siglos atrás y ahora casi forma parte del olvido. Reconozco que la noche que lo probé no me gustó, es más me decepcionó, sin embargo conforme ha ido pasando el tiempo he ido valorando sus notas rancias, con recuerdos de Oporto, Madeiras, Marsalas, Palos Cortados, Olorosos y Amontillados. Un vino extraño que debemos rescatar del olvido y darle el reconocimiento que se merece y con el que yo me debo disculpar con otra botella.

Como con las uvas de cada Nochevieja, con estos doce vinos cierro una etapa y abro una nueva que seguro que será, como mínimo, tan buena como la del 2013. Y lo será no sólo por los vinos bebidos sino también por los momentos vividos, siempre entorno a una copa de vino, claro.

jueves, 31 de enero de 2013

MIS VINOS DEL 2012


Al final de cada año hay gente que hace balance de lo bueno y de lo malo. Particularmente prefiero hacer balance de los vinos que he bebido, pero sólo de los buenos, de los mejores, de los que más me han gustado bien por alma bien por momentos vividos con ellos. Estos son mis vinos del 2.012:

1º) ASILI DI BARBARESCO 1998. BRUNO GIACOSA.
Sin lugar a dudas este es mi vino del año. Aúna todo lo necesario para serlo: unas cualidades innatas geniales, un viaje al Piamonte y una historia. Este Asili di Barbaresco es uno de los vinos más complejos que recuerdo haber bebido. Era un vino con magia, con detalles que te transportaban a lugares oscuros, húmedos, remotos… Las bayas rojas y las notas florales eran un simple recuerdo, casi olvidado. Era un conjunto armónico de cognac, especies, cuero, casis, cedro y humedad. Cada sorbo me transportaba a lugares misteriosos, como si de un cuento de hadas se tratara.
Lo bebí en La Bella Rosin (Moncalvo, Italia), con mi familia y con mis amigos. Una compañía inmejorable. Cuando el camarero trajo la carta mi amigo Vicente eligió otro Bruno Giacosa, pero de 1.999. Sin embargo, “afortunadamente” no le quedaba y nos propuso el Asili Di Barbaresco 1.998, que rondaba los 100 €, al mismo precio que el del 99 (55 €). Aceptamos y obviamente acertamos. Al final de la cena tuve claro que aquello no podía acabar así. Llamé al camarero y le pregunté si tenía otra botella de Asili Di Barbaresco de 1.998 y, en tal caso, si me la vendería al mismo precio. El camarero -algún personaje mágico salido de los recuerdos que me proporcionaba el propio vino- me respondió afirmativamente. Ahora la botella reposa en un lugar seguro para ser bebida en breve por las mismas personas que compartimos mantel y copas en La Bella Rosin.

2º) CLOS VOUGEOT 2004 PERROT MINOT.
No sé si sería el segundo en orden de preferencia, pero desde luego es uno de los cinco primeros vinos que más he gozado en el 2.012. Lo caté a ciegas y nunca hubiera dicho que era un pinot noir. Era delicadamente extraño, a la vez que suave y elegante, muy elegante. Recuerdo que me costaba ubicarlo en una zona, pero también que disfrutaba con cada sorbo que daba. Lo bebí en una comida de sopas mallorquinas con los amigos de Enópata. Los vinos debían ser syrah, pero Juan nos metió esta maravilla por sorpresa. Gracias Juan.

3º) COLUMELLA 2006. EBEN SADIE.
Este fue otro de los vinos de aquella maravillosa comida de sopas mallorquinas y syrah. Nuevamente Juan nos sorprendió con otro vino a ciegas, ahora sí un syrah, mejor dicho shiraz. Algarrobas maduras, notas de anís, bayas rojas… Otro placer para los sentidos.

CLAVOILLON 2006 1er CRU. DOMAINE LEFLAIVE.
Cuando bebes un chardonnay de este nivel quedas marcado para siempre. Estos son los vinos que crean adicción y pasión por el mundo del vino. Posiblemente, el mejor blanco que haya bebido a lo largo del 2012, y eso es mucho decir.

5º) CLOS DES ROSIERS 2009. DOMAINE CHANTAL REMY.
Los dos “coups de couer” de la guía Hachette me llevaron hasta este domaine, donde nos alojamos las tres noches que estuvimos en la Borgoña. El domaine, situado en Morey-Saint Denis, de por sí, era una maravilla. El balcón de la habitación miraba al Clos de Lambrays y al pequeño espacio que abarca el Clos des Rosiers, pegado al de Lambrays. Este jovenzuelo de 2.009 es pura sinfonía floral, combinadas con elegancia extrema. Si el 2.009 ya está impresionante no quiero pensar como estará dentro de algunos años más. Tengo más botellas, lo que no sé es si tendré paciencia.

6º) SAN GIOVANI 2005. GIANFRANCO ALESSANDRIA.
 Lo mejor que tiene ser un apasionado del vino y de los viajes es que cualquier recuerdo de lo uno te lleva inexorablemente a lo otro. Cada vez que pienso en este San Giovanni 2005 me acuerdo del viaje que hicimos por el Piamonte, y cada vez que me acuerdo del Piamonte recuerdo los vinos que bebí y entre ellos este maravilloso Barolo de Giancarlo Alessandría, bebido en La Salita, Monforte D’Alba. Un vino que domaba la dureza de los barolos con sutiles notas de eucalipto, especies, leche condensada y tierra mojada.

ALVAS 2008. PANEVINO.
Este vino es un bueno motivo para volver a Cerdeña. Digo volver porque la primera vez que fui lo desconocía, de lo contrario que duda cabe que hubiera ido. Lo que más impresionó fue su potencia, la cantidad de sol que atesoraba su uva. El resultado, notas florales envueltas en albaricoques y orejones. Lo bebí en Turín, en Il Consorcio, en una noche de vinos memorables, gracias al amigo Massimo.

GEWURZTRAMINER 2004. GRAND CRU STEINERT. ZINK.
Steinert es uno de los grandes “grand cru” de Alsacia, y la pequeña bodega de Zink le ha extraído toda la magia que posee. Es una gewurztraminer de libro, con un marcado azúcar residual que se hace presente en las notas amieladas. Las flores amarillas marchitas, los pétalos de rosa, los lichis… Todas las piezas del puzzle encajan a la perfección.

HOMMAGE A JEAN HUGEL 1998. HUGEL.
Desde luego el homenaje a Jean Hugel les ha salido redondo. Creo que toda mi vida recordaré la noche en París en la que mi mujer y yo nos bebimos esta impresionante pinot gris acompañada de diferentes quesos comprados en “La Ferme Saint Aubin”. Hay sensaciones que ni las palabras ni las imágenes pueden expresarlas. Ese maridaje fue una de ellas.

10º) CUVEE CUROULET 2010. DOMAINE CELINE & REMY TREUVEY.
Este ha sido una de esas gratas sorpresas del año. Ese vino del que no esperas nada en especial y con el primer trago te das cuenta que lo es y mucho. La savagnin es una uva que cada me gusta más. Esas notas de frutos secos, de cáscara de almendra, mineral, algo acoñacado… Esta cuvee tenía todos esos recuerdos, pero era sútil, muy sútil. Todo muy bien, integrado. Me gustó tanto que fue el vino blanco en la comunión de mi hija. En general, el Domaine Treuvey, no sólo por esta cuvee sino también por otros vinos que he bebido, ha sido uno de los descubrimiento del 2.012.

11º) CLOS D’ENGLORA AV 14 2004. CLOS D’ENGLORA.
Me doy cuenta de que después de diez vinos entro por vez primera en España, concretamente en el Montsant. Aunque si lo pienso bien, este AV14 de Clos de Englora no es una típica garnacha española (con samso, merlot, cabernet y syrah), más bien me recuerda a una “grenache” del sur de Francia, quizás sea por el conjunto de las otras variedades, no lo sé. Lo que sí que tengo muy claro es que es un auténtico vinazo.

12º) EL MEDICO 2010. BODEGAS EL PARAMO.
Quiero terminar con este vino que, sin tener grandes pretensiones, me pareció un vino muy bien elaborado. El resultado natural de la uva fermentada. Vino en estado puro. Este año lo he bebido en dos ocasiones y en las dos lo disfruté con la misma intensidad. Además, incluir este vino dentro de mis doce vinos del año es una reivindicación de los vinos de Castilla León, grandes desconocidos a nivel nacional, y por supuesto internacional, a pesar de su enorme calidad.


El año que viene volveré a hacer balance de mis vinos del año. Alguno que otro ya está en el zurrón y a buen seguro que habrá muchos otros que, como este año, me generarán la duda de donde realizar el corte. Mientras tanto habrá que seguir bebiendo y catando buenos vinos, porque, al fin y al cabo, “La vida es demasiado corta como para beber malos vinos”.


Salud-os
Juan Luis Vanrell 

domingo, 22 de julio de 2012

XVII.- CATA DE CHAMPAGNES EN REQUENA (29-06-2012)


            “Bebo Champagne cuando estoy feliz, también cuando estoy triste. Algunas veces lo bebo cuando estoy sola, pero cuando estoy acompañada lo considero obligatorio. Como con él si no tengo hambre y lo bebo cuando sí la tengo. En cualquier otro caso no lo bebo, a menos que tenga sed”.
            Madame Lily Bollinger

            Sólo su nombre destila clase y elegancia: Champagne. Una palabra que suena y sabe bien sólo con pronunciarla. Sinónima de lo exquisito, del lujo y del éxito. “La crème de la crème”. La palabra champagne no suena igual que “cava” y, mucho menos que “espumoso”. No. De hecho, nada tienen que ver. El champagne es pinot noir, chardonnay y pinot meunier, nada más. Ni xarel.lo, ni parellada ni macabeo ni bobal ni garnacha ni monastrell… Sólo las variedades de champagne, por sí solas o en su conjunto, unidas a la caliza y al clima frío de la región, producen este maravilloso elixir.

            Hay vinos que su nombre identifica una región. El champagne identifica un país. Si embargo, curioso resulta que uno de los símbolos de Francia tal vez no sea un invento francés. Es más que probable que Dom Pérignon no inventara el champagne, aunque no por ello el monje no tenga su mérito, pues se pasó gran parte de su vida tratando de eliminar las burbujas que de forma natural aparecían en sus vinos sin saber el motivo de su aparición. De hecho, nadie ha podido demostrar que Dom Pérignon hiciera un vino espumoso de forma intencionada, aunque la opinión generalizada es que lo hizo. Así lo creía Dom Grossard, el último maestro bodeguero de Hautvillers. Lo cierto es que parece que fueron los ingleses quienes inventaron el champagne seis años antes de que Dom Pérignon se estableciera en Hatvillers, más de treinta años antes de que los franceses elaboraran su primer champagne espumoso y unos setenta años antes de que se fundara la casa más antigua de champagne. Tal vez fuera de forma accidental, pero así parece que fue. La teoría más extendida es que las botellas llegaban a la segunda fermentación en las cálidas tabernas británicas. El vino, con algo de azúcar a modo de conservante, se vertía en botellas de origen inglés, hechas de un cristal resistente que soportaba la presión interna de los gases, luego las tapaban con corcho. El cristal francés era mucho más frágil y los tapones todavía de madera envuelta en cáñamo. Estas circunstancias propiciaban esa segunda fermentación con el calor de las tabernas inglesas. Así surgió el espíritu de Francia.

            El nuestro llegó a Requena sediento del líquido en cuestión. Requena es un buen sitio para beber champagne, al menos tan bueno como cualquier otro lugar del mundo. Llegamos con nuestras botellas bajo el brazo y cumpliendo con las pautas de los organizadores, Xavipaqui. Un champagne que tuviera las tres variedades. Cuando Javi comunicó su decisión, el primer vino que pensé en llevar fue el millesimé 1989 de Antoine Beaumont, luego pensé que aquello era imposible. Daniel y Elena se habían bebido las dos últimas botellas que quedaban, además aquel vino no contenía las tres variedades. Tampoco el Michelle Lesot, de Miguel “El Español”, otra de las opciones inicialmente pensadas. Encontrar un champagne digno y ganador se convirtió en una tarea difícil que nos llevó su tiempo. Al menos, creo que en general así fue. Sin embargo, el gran día llegó y con él los champagnes con las tres variedades. No fue una cata de vinos emocionantes, pero sí diferente y acertada.

            Los vinos tomaron un baño de agua y hielo para alcanzar su temperatura adecuada. Fueron servidos uno a uno durante la cena. Sin estrés ni prisa. El sistema me gustó. Cenamos y bebimos con tranquilidad y con el tiempo necesario para diseccionar sus colores, aromas y sabores.

            El primero de los vinos creó ilusión. Era complejo con notas acoñacadas. El segundo un perfume de jazmín. El tercero el más tostado. Y el cuarto, el más decepcionante. El desenlace fue curioso y sorprendente. El vino ganador y el último ¡eran los mismos champagnes! La diferencia estribaba en la fecha de degüelle, 2006 frente al 2009. Sin embargo nada tenían que ver. Eran como el cielo y la tierra, como la tempranillo y la chardonnay, como Requena y Borgoña. Algo que nunca había pasado y que tarde o temprano tenía que suceder.

            Este fue el resultado:

Zoémie De Sousa Brut Merveille: 50% Chardonnay, 40% Pinot Noir, 10% Pinot Meunier (degüelle 7/4/2006) (38 €).El vino lo trajeron Xavipaqui.
Tarlant Zéro Brut Nature: 1/3 Chardonnay, 1/3 Pinot Noir, 1/3 Pinot Meunier (degüelle junio 2010)  (35 €). Éste fue el vino de Raúl.
Billecart-Salmon Extra Brut Réserve: 40% Pinot Meunier, 35% Pinot Noir, 25% Chardonnay (sin datos de degüelle) (35 €). Mi vino no ganador.
4º Zoémie De Sousa Brut Merveille: 50% Chardonnay, 40% Pinot Noir, 10% Pinot Meunier (degüelle 11/2/2009) (31 €). El vino de Vicente y Mari Cruz.

            Bollería, levaduras, tostados, jazmines, acidez, mineralidad, cognac, manzanas, crema, burbujas que dejaron de existir, una terraza con estrellas, arroz al horno, carpaccio de gambas, pizza con base de paté, piña, helado, flan de chocolate, Sauternes… Xavipaqui vuelven a organizar cata y lo tienen difícil de superar. Esperamos instrucciones.

            Juanlu


            Documentación gráfica:

viernes, 16 de marzo de 2012

XVI.- CATA 5 VARIEDADES: REQUENA 10-03-2012


Volvíamos a la Requena real para celebrar en La Portera una cata de pinot noir, syrah, cabernet sauvignon, garnacha y tempranillo. El tema que había elegido para la ocasión era variado con el fin de fijar y asimilar las variedades de uva tinta más características. Cada tapón debía traer una botella representativa de la variedad que le tocó en suerte tras la cata de diciembre (ver emails). La cata no salió como esperaba. Salvo la tempranillo ninguna de las otras variedades jugaron el papel que había pretendido. De hecho, creo que quienes más tenían que aprender sobre estas variedades poco o nada aprendieron.

Tal vez fuera la imposibilidad de hablar para no desvelar las distintas uvas, tal vez fuera el ansia, tal vez la prisa por la comida… No lo se, pero el resultado, en mi opinión, fue catastrófico. Lo peor es que me sentí incomprendido y varios días después es una sensación que me sigue mordiendo y que me impide explayarme más de lo habitual en esta entrada.

Cierto es que los vinos tampoco acompañaron en demasía, empezando por el mío: La Petite Chapalle 2004 de Paul Jaboulet. Un Hermitage que parecía que había vivido sus mejores momentos algún año atrás pero que sin embargo lo que necesitaba era tiempo para abrirse. Luego la cabernet sauvignon que trajo Guillermo, un High Constantia 2001, rayaba la defectuosidad. La pinot noir de Vicente y Maricruz, un Domaine Renaud Boyer, Beaune 2009, era fresca y joven pero en mi opinión no era la adecuada para el objetivo fijado. Algo similar sucedía con la garnacha de Raúl, Pegaso, Barrancos de Pizarra 2002 (Valladolid) elaborado por Telmo Rodríguez. Vino que por otro lado me gustó y mucho. Fue el vino de Xavipaqui el que mejor cumplió con el papel de la cata. Un Psi 2009 elaborado por Peter Sisek para Bodegas y Viñedos Alnardo SL. Una tempranillo elegante, sutil, con un toque de madera y vainilla en nariz y una boca levemente alquitranada con violetas, moras y grosellas negras. Fue sin duda el justo vencedor. Otro justo vencedor fue Vicente que acertó las cinco variedades. Por mi parte acerté dos, mareado en el juego de garnachas, pinots y syrahs.

Aunque el mejor vino de todos estaba por servir: PLEITA 2010, de Javier Bahilo. La pasión de mi amigo empezará a captar adeptos en breve, nada más salga de la barrica. De hecho ya lo ha conseguido, al menos conmigo. La bobal estaba exquisita: fresca, sabrosa y muy redonda para su juventud. Unas fresitas maduras cautivaban el paladar como también lo hacía la mineralidad de los terrosos suelos de Requena. Un vino que a pesar de su falta de complejidad promete elegancia y sobre todo buenos momentos. Javi, no dejes de hacer vino nunca porque con cada vino que haces te superas.

Tras esta cata han aflorado varias conclusiones que ya danzaban por algún lugar de mi cerebro. Por un lado, vamos demasiado rápido en el desarrollo de la cata lo que nos impide disfrutar, saborear y comparar los distintos vinos -al menos a mí-. Que duda cabe que la principal finalidad de estos encuentros es disfrutar, pasarlo bien, pero también aprender y para ello necesitamos tiempo. La cata de Requena fue como una traca. Una mecha que prendió demasiado rápido y que explotó en un abrir y cerrar de ojos. Por otro lado, los vinos deben respirar como mínimo veinte minutos. Lógicamente tenemos que ver su evolución pero dejemos que respiren un poco sobre todo si votamos tan pronto. Por último, hacer las catas al aire libre tiene principalmente dos inconvenientes: temperatura y aromas. Los vinos tienden a calentarse y los aromas a dispersarse, lo que perjudica a ese binomio que es disfrute/aprendizaje. En fin, espero que en la próxima cata corrijamos errores para que nuestras bellas reuniones vinícolas sean todavía más bellas.

Estos fueron los vinos y los resultados:

1º PSI 2009, Dominio de Pingus
    Ribera del Duero (35 €)
    Javi / Paqui 
2º Pegaso Barrancos de Pizarra 2002, Compañía de vinos Telmo Rodríguez
    VT Castilla y León (30 €)
    Raúl 
3º Les Prévolles 2009, Renaud Boyer
    Beaune (24´5 €)
    Vicente / Mari Cruz
4º La Petite Chapelle 2004, Paul Jaboulet Aîné
    Hermitage (45 €)
    Juan Luis 
5º Sebastiaan High Constantia 2001
    South Africa (30 €)
    Guillermo  


Puntos vino + puntos aciertos:

1º Paqui        33 + 3 = 36
1º Javi           33 + 3 = 36
3º Raúl          28 + 2 = 30
4º Vicente     22 + 5 = 27
5º Mari Cruz 22 + 3 = 25
6º Juan Luis   15 + 2 = 17
7º Guillermo   7 + 1 = 8 

Documento gráfico:
 




viernes, 24 de febrero de 2012

EL APÓSTOL Y EL ALQUIMISTA

L´Apôtre, L´Alchimiste, L´Artiste y L´Amateur son los nombres de las cuatro cuvées de champagne que elabora David Léclapart en Trépail (village Premier Cru Classé), un pequeño pueblo en la zona de La Montagne de Reims.

David Léclapart, 4ª generación de vignerons en la familia, trabaja únicamente 2´85 hectáreas. El 90 % de sus viñas son chardonnay, elaborando las tres cuvées Blanc de Blancs (L´Amateur, L´Artiste y L´Apôtre), y con el 10 % de pinot noir elabora un champagne Rosé de maceración (L´Alchimiste) y un vino tranquilo madurado en barrica (Coteaux Champenois Rouge). En total, la producción se acerca a las escasas 11.000 botellas.

Fiel seguidor de las teorías del filósofo austriaco Rudolf Steiner (inspirador y fundador de la agricultura biodinámica a principios del siglo pasado), Léclapart retoma en 1996 las tierras de su familia y lleva a la práctica, tanto en la viña como en bodega, una viticultura biodinámica: seguir en todas las labores el ritmo de la naturaleza y sus ciclos naturales; apostar por la relación entre los seres vivos y su entorno teniendo en cuenta también la influencia de la Luna, La Tierra, el Sol y los demás astros; aplicar preparados biodinámicos al suelo; no usar productos químicos; trabajo manual; restablecimiento de la vegetación espontánea de la tierra; utilización exclusiva de las levaduras indígenas existentes de forma natural en el viñedo… En resumen, el objetivo es producir vinos auténticos que expresen el terroir.

Los comienzos fueron muy difíciles, pero convencido de su filosofía biodinámica, él y sus vinos han adquirido una reputación internacional impresionante.

Todos sus vinos han obtenido el certificado Ecocert (certificación de agricultura biológica) y es miembro de la asociación de vignerons en biodinámica “La Renaissance des Appellations”, fundada por Nicolas Joly.

En todas sus contraetiquetas, Léclapart expone claramente sus ideas:

“Cuatro principios fundamentan mi oficio de vigneron: Pureza, Energía, Placer, Ecología. Es por esto que he elegido aplicar el método biodinámico en mis vides. Este método permite respetar al máximo los cuatro elementos creadores (agua, tierra, aire y fuego) y de estar en acorde perfecto con mis cuatro principios. A fin de proteger la tierra, el agua y el aire y de favorecer la expresión  de mi terroir AOC, he excluido todo abono, todo herbicida y todo pesticida de síntesis.
Gracias al uso de la biodinámica, ayudo a la viña a formarse únicamente por las fuerzas solares y terrestres, con el fin de ofreceros la Pureza, la Energía y el Placer.
Como en la viña, mi trabajo de bodega y en el uso del tonel se establecen dentro de la misma filosofía con la finalidad de conservar lo que ha bien nacido”
David Léclapart

La fermentación maloláctica se realiza de forma sistemática permitiendo así limitar el uso de azufre, y se inicia sola de modo natural. Toda la producción es non-dosé, sin licor de expedición, monovarietal y sin assemblage de añadas. Al ser un pequeño productor, la falta de espacio para almacenamiento en la bodega le impide guardar las botellas los 36 meses mínimos exigidos por la reglamentación para poderlas vender como millésime. Por lo tanto, aunque todas las cuvées de David son fruto de una única añada, ningún vino está declarado millésime. Podremos deducir la añada fijándonos en el lote de embotellamiento que aparece en la etiqueta.

L´Amateur es una cuvée 100 % chardonnay procedente de 6 parcelas vendimiadas el mismo día y vinificado en depósito de acero esmaltado.

La cuvée L´Artiste, también Blanc de Blancs, es vinificada 50 % en depósito y 50 % en barrica.

L´Apôtre (Blanc de Blancs) y L´Alchimiste (Rosé) son sus dos vinos que más me gustan.



L´Apôtre 2005 (L.V05) Extra Brut Premier Cru

L´Apôtre, fermentado y criado totalmente en barrica, procede exclusivamente de las viñas de chardonnay plantadas en 1946 por el abuelo de David Léclapart en una única parcela denominada “La Pierre Saint-Martin”. Uva vendimiada tardíamente. Solamente produce 3.000 botellas.

Mis sensaciones:
Un champagne distinto a todos, un champagne que evoluciona en copa durante horas. Pureza, complejidad y personalidad.
Color dorado, muy brillante. Finísimas burbujas, persistentes. Nariz intensa, impactantes flores marchitas, craie (tiza), extraordinarias notas de harinas de espelta, toques cítricos. Al cabo de unas horas, la nariz es un espectáculo, complejo y elegantemente perfumado. En boca, recuerdos a flores de tilo en infusión, acidez perfilada, vinoso, mezcla de finura y potencia. Postgusto mineral. Vino muy puro. Grandioso. Parece un gran borgoña.

Para degustar con foie gras por ejemplo, o mejor sólo.


L´Alchimiste 2006 (L.V06) Extra Brut Premier Cru

Elaborado en el año 2001 por vez primera. 100 % Pinot Noir, en maceración durante un periodo de 24 a 48 horas y vinificado completamente en barrica. ¡¡1000 botellas!!

Mis sensaciones:
Bellísimo y luminoso color frambuesa. Champagne de Pinot Noir, pero diría Pinot Noir de Bourgogne. Para mí no es un Champagne rosado, es un Champagne tinto. Fresco, frambuesas, bollería de frutillos rojos. Es seductor, es un elixir. Puro rosé de macération. Tierra y fuego. De este vino he disfrutado varias botellas, en verano te da toda su luz, en invierno te alegra el día más frío. Maravilloso Rosé. ¡Queremos más!

¿Su maridaje? Pienso que lo ideal es un ménage à trois: tú, tu pareja y una botella de L´Alchimiste. Y sin ropa, naturalmente.
(A falta de pareja, bueno será un jamón, eso sí, de pata negra).

L´Apôtre y L´Alchimiste, el apóstol y el alquimista, dos grandes vinos con personalidad. Hasta el próximo vino.

Vicente

(Post dedié à nos amis Aline et Eric de l´Epicerie “Au Bon Manger” à Reims).








sábado, 11 de febrero de 2012

PIE FRANCO 2006 CASA CASTILLO

Monastrell, la gran uva del sureste de España, es más conocida internacionalmente bajo su nombre francés Mourvèdre (en clara relación con Murviedro, o Morvedre en valenciano, denominación antigua de la localidad valenciana de Sagunto). En partes del nuevo mundo se la conoce como Mataro (como el pueblo de la costa catalana). 

De origen español se extendió hace siglos al sur del país vecino donde ha alcanzado fama y prestigio destacando sobre todo en Bandol (Provence) y también en Châteauneuf-du-Pape, en este caso gracias a Jacques Perrin de Château de Beaucastel. En España sobresale actualmente en las denominaciones de origen de Jumilla, Yecla, Bullas, Valencia… y en Alicante, donde elaboran el maravilloso Fondillón, vino de reyes. (*) (**)

De monastrell, una uva capaz de soportar largos periodos de sequía, existen unas 50.000 hectáreas localizadas en España, unas 9.000 en Francia, menos de 1000 en Australia (principalmente en Barossa Valley) y unos cientos de hectáreas en California…

De los productores que usan monastrell, me encantan entre otros los vinos de Château de Pibarnon en Bandol y los de Château de Beaucastel en Châteauneuf-du-Pape, pero hoy hablaré de otro vinazo: Pie Franco 2006 (100 % monastrell) de La Propiedad Vinícola Casa Castillo.

PROPIEDAD VINÍCOLA CASA CASTILLO  

Entre finales del XIX y principios del siglo XX un insecto llamado filoxera destrozó el viñedo europeo, un desastre  que tras largas investigaciones supuso la adopción del pie americano (resistente a la plaga) como portainjerto y a partir de él injertar cualquier varietal que se desee plantar. Sin embargo, hubo escasísimas zonas que no se vieron afectadas, debido principalmente a las características del terreno. Este es el caso de la pequeña parcela de monastrell a pie franco (sin injertar) con la que trabajan en la Propiedad Vitícola Casa Castillo situada en la DO Jumilla, donde un terreno más arenoso ha impedido que penetrara la filoxera. La parcela en cuestión llamada La Solana consta de sólo 12 hectáreas y fue plantada entre 1941 y 1942 por el abuelo de Jose Mª Vicente, enólogo y dueño de la bodega familiar.

De estas cepas viejas de muy bajo rendimiento elaboran desde 1998 su vino Pie Franco, monovarietal de Monastrell, no siendo producido todos los años. La bodega, que posee 174 hectáreas de viñedo (poda en vaso), elabora otros interesantes vinos utilizando también monastrell y/o otras castas (syrah, garnacha, cabernet sauvignon). Su primer vino salió al mercado en 1993 (“Casa Castillo Crianza 1991”), pero su botella más emblemática es Pie Franco.

Pie Franco 2006

Despalillado sin estrujado. Levaduras autóctonas. 18 meses en barricas de roble francés. Embotellado en mayo de 2008. Sin filtrar. Alcohol: 14´5 % vol.
Para más información: www.casacastillo.es


Mis sensaciones:
Color cereza picota oscuro, cubierto. Me gusta mucho su nariz, fina y delicada, al principio floral y mentolada, fruta madura, golosona, toques de garriga, de matorral, fondo especiado. Nariz intensa, atrayente y penetrante, cada vez me gusta más.
En boca, fresco, buena acidez, taninos pulidos y dulces, sedoso, fino y elegante. Posos en la última copa. Señal de que no ha sido filtrado, bien. Lástima que se acabó.

Esta última vez que lo hemos bebido lo disfrutamos con un estofado de lentejas con jamón, un plato de cuchara que con este vino me sentó de maravilla. Pero también es muy recomendable con otros platos como, por ejemplo, embutido (salchichón ibérico) y carnes asadas.  

Pie Franco y Casa Castillo. Un vino y una bodega que cambió todos los prejuicios sobre Jumilla y la levantina monastrell alcanzando su merecido reconocimiento. ¡Brindemos!

Vicente


(*) Imprescindible leer “Historia del Fondillón” de Juan Ferrer Espinosa,  magnífico artículo sobre el Fondillón, la monastrell y su origen.

(**) Sobre su origen, su posterior expansión, el error de la Universidad de Davis y más cosas sobre la variedad monastrell, recomiendo también el brillante artículo que publicaron en elmundovino, ¡no perderselo!





domingo, 29 de enero de 2012

HABLANDO DE VINOS CON . . . . . GUILLEM

Con Guillem no sé aún cuál es el límite de tiempo en nuestras conversaciones monotemáticas sobre el vino, hasta ahora han llegado a 4 ó 5 horas cuando nos hemos visto, pero creo que, al igual que con otros amigos, ese tiempo no tiene límite.

La primera vez que le compré vino a Guillem me dí cuenta enseguida que además amaba aquello que vendía. Sin duda su pasión llega más allá que su jornada de trabajo. Sumiller que cuida su formación constantemente, viajes a zonas vitivinícolas, trabajos en bodegas (sur de Francia, Priorat…), catas, degustaciones, consumidor y comprador de vino… Su pasión es contagiosa, también su emoción a la hora de disfrutar un buen vino. Me encanta su vocabulario describiendo las cualidades o las sensaciones que le producen un vino, directo y franco. A pesar de sus amplios conocimientos siempre está dispuesto a descubrir nuevos placeres en una copa.

Un lujo para mí compartir vinos, catas y conversaciones con mi amigo Guillem de quien siempre aprendo y aprenderé cosas sobre el vino.
Vicente

Las respuestas de Guillem Martinez:

1.- ¿Por qué bebes vino?:

Después de dar vueltas por la vida, de conocer gente, recorrer países lejanos, y cercanos, empiezas a apreciar la pureza, el equilibrio y sobre todo, la esencia de las cosas. El “perqué de tot plegat” que decía el literato. Pero de pronto te encuentras con algo tan simple como un jugo de frutas. Que es sencillo pero que siempre te dice algo. Te dice que detrás hay gente que lo cultiva, que hay un terreno, a veces duro y agreste, otras como un jardín japonés. Te dice que se puede ser mejor, que se puede hacer mejor. Que si lo expreso yo y y tú lo notas es porque lo estamos haciendo bien. Es más que eso. Es una experiencia, es un viaje, es un ejercicio de sensibilidad y de percepción. Es mucho más de lo que parece.

2.- Tu variedad de uva tinta preferida:

Mi uva favorita es toda aquella que exprese más que su parte física. Pinot Noir y Nebbiolo son los más grandes exponentes, pero la cariñena del Priorat dará mucho de que hablar. El tiempo lo dirá.

3.- La variedad blanca que más te gusta:

Aunque los neófitos se rindan por la uva tinta no hay ninguna que exprese tan nítidamente la mineralidad como las reinas blancas. En este rango están las rieslings y las chenin blanc, tanto secas como dulces. También están las grandes moscateles de Málaga y las palominos de Jerez. Por cual decantarme? No sé.
Pero chardonnay solo hay una. Supera a todos los climas, a los países, incluso a los elaboradores, todos se rinden a sus pies. Solo hay que probar los borgoñas y los champagnes.

4.- ¿Viejo o nuevo mundo?

No es justo juzgar a un mundo que lleva dos siglos haciendo vinos cuando existe una tierra con más de trescientas variedades de vides de calidad y un milenio de experiencia. Es una causa difícil de superar. Y más cuando sus elaboradores viven por y para ello. Europa es la cuna y la madre de todo lo conocido. Hay que respetarla y valorarla como tal. Espero que en un futuro descubramos vinos que nos deslumbren como los del viejo mundo, por el momento, no hay rivalidad posible.

5.- Si tuvieras que elegir una zona vinícola:

Para quedarme a vivir, le Langhe. No sólo por el nivel culinario de la región, sino por la experiencia. Una vez paramos en un bar de carretera en Barolo y estaban todos los feligreses tomando vino, y de calidad. No es necesario saber de vinos para respirar en estas tierras la cultura del vino por doquier, ya nos gustaría a nosotros tener la mitad de camino que ellos tienen recorrido. Es un oasis en medio del desierto.

6.- Una visita inolvidable a una bodega:

Sin duda Cavallotto, en Castiglione Falletto, zona de Barolos. Con delicadeza, casi con pudor, nuestro maese nos enseñó los preciosos viñedos, las cavas y nos deleitó con una cata de ocho vinos a las 11 de la matina. La anécdota: Tenía a un grupo de americanos esperando, y por respeto no nos dijo nada hasta que nosotros nos dimos cuenta y le preguntamos por esa gente que miraba por las ventanas. Él se excusó por no poder disponer de más tiempo para nosotros. Llevábamos más de 3 horas y siguió sin echarnos. Chapeau!

7.- Un momento vinícola para el recuerdo:

Sol, mucho sol. Horas, unas 12. Desde las 8. El tros. Deu meu quin tros. Viñas centenarias y licorella por doquier. Las mejores vinyas de Mas Doix en una pared, porque no tiene otro nombre. Me sentí haciendo historia, realmente. Sabía que eso no se iba a volver a recoger. Josep María, el viticultor, estaba acostumbrado, pero yo no. No era el esfuerzo, era la emoción que me llenaba. Y cuando llegas a la bodega y hueles toda la fruta dentro de una copa, no te crees que sea la misma que has recogido. Y todavía me preguntan por qué creo en el vino.

8.- Un plato que te guste especialmente, o mejor tres, ¿y sus maridajes?:

Soy un fanático de las Ostras y las Coquilles Saint Jacques. El Pazo de Señorans Selección de Añada 2002 da miedo.

Canalones rellenos de pies de cerdo y “camagrocs” al perfume de hinojo. Con un Gauby Vielles Vignes Blanc 2002.

Pato trufado. Un La Tâche, por favor.


9.- Un restaurante donde has comido y destaque por su tratamiento hacia el vino:

Monvínic es el mejor de Barcelona y uno de los mejores del mundo. No quiero destacar ningún otro porque creo que estaría menospreciando el altísimo nivel que tiene. Aparte de las mil tardes en las que me han tratado como a uno más de la familia me gustaría destacar la vez que fui con mis suegros, franceses, que alucinaron con Ramiro, un sommelier venido de México, que nos abría todas las botellas para que pudiéramos decidir si eran o no de nuestro agrado. Para mí fue una experiencia religiosa pero para mis suegros fue mucho más. Gracias Ramiro.

10.- Un blog de vinos:

He leído varios y odio ser pelota pero nunca, y digo nunca he disfrutado tanto de la frescura y sencillez de Vicente. Se expresa como un gran borgoña. Y te transporta a los lugares donde él ha estado. Sin lugar a dudas Cinco Tapones. Lo único que le falta es, como un buen vino, tiempo, para poder engrosar todo su potencial.

11.- Un libro de vinos (guía, novela, catálogo,…):

Actualmente me estoy leyendo “Romanée-Conti 1935” de Takeshi Kaikô, narra la cata de dos japoneses en 1972  de un La Tâche 1966 y una Romanée-Conti de 1935. Pero el que más me ha marcado ha sido “El vino del cielo a la Tierra” de Nicolas Joly, porque  antes de conocer la forma del vino tenemos que conocer su alma.

12.- Las botellas de tu vida hasta el momento (12 máx.):

Substance de Selosse
Todavía lo recuerdo. Fue entre grandes amigos vinícolas. Después iba de camino a casa y seguía paladeando. Me levanté por la mañana y seguía recordándolo. Y ahora, si me esfuerzo, sigo recordándolo, nunca me había pasado.

Rose de Lavalle
Rosado de libro, estructurado, complejo, carbónico integrado y con una de las mejores acideces que mis papilas han disfrutado.

Les Tillets 2006 Meursault de Roulot
Untuoso, graso, carnoso… Tras una vertical con su genérico acabamos con esta joya.

Jacquesson
En todas sus facetas: 733, 734, 735, Grand Cru Avize 2000, Terres Rouges, sus Dégorgement tardif 1995, 1989... etc. Bebidas todas en la misma bodega y posterior comida maridaje en el restaurante “Les Grains d’Argent”.

Viña el Pisón 2005
Un clásico a la altura de los mejores vinos del mundo. Nada ni nadie le puede discutir su nivel. Sólo espero poder disfrutar de alguna añada vieja para poder defenderlo como se merece.

1er Cru Lavaux St.Jacques 2005 de Pacalet
Fue el primer vino en el que me quedé literalmente enganchado a la copa. Después de 20 minutos me di cuenta que todavía no lo había probado, en boca, claro. Después de él he perseguido el sueño de “el Borgoña”.

Espectacle 2006
Puedo decir y digo que es un vino calidad-precio barato. Si queréis saber más ver el capítulo de “En clau de vi” con el gran René Barbier o comprar una botella, claro está.

Prunotto 2001 Barbaresco de Bric Turot
A mi amigo Antonio de Monvínic y a mí nos prohibieron seguir hablando del vino. Después de estar 30 minutos describiéndolo. Quién era el pesado?

Château d’Yquem
No fue en una comida sino en el concurso de cata por parejas de Vila Viniteca pero tenía que nombrarlo porque lo adiviné a ciegas por su excelencia. Lo reconocí por su perfección. El merito de que lo acertara es más del vino que de mi nivel como sommelier.

Château Figeac 2002
Un regalito de mi suegro. Bordeaux es grande por algo, porque saben cómo trabajarlo, porque llevan muchos años y porque saben beber.

Cannubi Boschis 1999 Barolo de Luciano Sandrone
El gran Luciano y su familia nos acogieron en su casa y nos hicieron una comida-maridaje, acabando con esta maravilla a ciegas. Es un Barolo de corte moderno con barricas más pequeñas para darle mayor cuerpo pero que envejece tan bien como su dueño.

El puesto número doce es para el resto de maravillas:
Marcel Deiss, Trevallon, Mogador, Prévost, Guigal, Vega Sicilia, Emilio Hidalgo, Niepoort…


13.- Tus botellas del año 2011, las que más te sorprendieron, más placer te proporcionaron y que nos aconsejas efusivamente (máx. 12):

Billaud Simon Chablis Fourchaume 2009
Como un gran Chablis se merece, mineral, limpio, estructurado…un gentleman.

Ladredo 2008 D.O. Ribeira Sacra de Raúl Pérez y Niepoort
Una sorpresa a ciegas que me dejó sin habla. Fresco, vivo y con personalidad. Para mi humilde opinión, el futuro de los tintos españoles.

La Mission Haut-Brion 1999
Un bordeaux de pies a cabeza.  Añada correcta de una gran maison. Una buena manera de iniciarse en el mundo de la excelencia.

Clos St Urbain 2004 Pinot Gris de Zind Humbrecht
Es un gran ejemplo de complejidad y equilibrio, rozando la perfección. Lo maridaría con una buena conversación y una mantita.

Cristal Magnum 2004
Madre mía. Sin presentación, sin buenas copas, sin complejos. Él solito se presentó en la sala y la llenó con un aroma a jamón dulce, sí señores, carne cocida. Ningún champagne que yo haya tenido el placer de degustar tiene un olor tan claro y tan penetrante como éste. Potencia en nariz y perfección en boca como nadie. De Louis Roederer.

David Léclapart L’Alchimiste 2007
Uno de los mejores rosados espumosos que he probado, vivo, avinado, complejo y sobretodo largo… eterno.

Georges Laval. Cuvée Les Hautes Chèvres 2005
Al principio demostraba frescura, estructura y sobretodo hermosura. Después de finalizar la cata seguía igual, firme, erguido, digno, al contrario que sus compañeros que fueron cayendo y evolucionando uno tras otro mientras él se mantenía como un señor. En mis notas solo puse una palabra... impresionante.

Confuron Nuits-St-Georges les Chaboeufs 2008
Gran borgoña, largo y con carácter, demasiado joven para abrirlo. Pero Carpe Diem. Mejor probado que leído.

Château Pouget 1996 Gran Cru Margaux
Se mantenía fresco, limpio y estructurado. En nariz un burdeos de pies a cabeza. Otro regalito del suegro. Ay qué haría yo sin ti!

Sugarille 1995 Brunello de Montalcino de Gaja
Complejo en nariz, profundo, algo tímido en boca. Lo atribuyo a las copas. Pero me dejó un gran recuerdo. Espero volver a saborearlo.

Beaune Perrières 1986 de Leroy
Se expresó como sólo saben hacer los borgoñas, con elegancia, embriagando el ambiente, con complejidad. La compañía era la adecuada para que el vino estuviera al nivel que se merecía, con grandes fans de la zona, de la bodega y sobretodo de la uva y su terroir. Uno entre los grandes.

Turó d’en Mota 1999
Degüelle “in situ” con el gran Antoni Mata como maestro de ceremonias. En las entrañas de Recaredo, después de haber disfrutado de un paseo por sus viñas biodinámicas, nos deleitó con esta joya de larga crianza.


14.- Una joya en casa que estés deseando abrir:

Duhart Milon de 1998, Les Clos de Dauvissat 2009, demasiado joven, o un Echezeaux 2008 de Forey, regalo de un grandísimo amigo. En este esplendido mundo me faltan más ocasiones que vinos.

15.- Y para acabar, indica un vino que deseas probar:

Romanée Conti del Domaine de la Romanée Conti. Es la Mónica Bellucci de los vinos. Después de probarlo podré opinar si merecía o no la pena, pero de momento sigo soñando.




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